TRABAJAR CON MUJERES ES UN ACTO DE JUSTICIA

La elección de trabajar y acompañar psicoterapéuticamente a mujeres no es al azar, las razones están sustentadas tanto por estudios realizados por grandes organizaciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS) como por mi propia experiencia y la de cientos de mujeres que conozco. Resulta que ser niña o mujer está definido no solo por nuestra biología, sino que por factores culturales, sociales, políticos que son determinantes en nuestra identidad y estos pueden ser a su vez de alto riesgo para las mujeres y a continuación, les cuento porqué:

  • LAS MUJERES TENEMOS MENOR ACCESO A INFORMACIÓN RESPECTO A NUESTRA SALUD:  somos parte de una sociedad androcéntrica (Facio y Fries, 2005), esto significa que el hombre, sus intereses y sus experiencias son el centro del universo; el hombre se percibe y se define como el modelo del ser humano. Todas las instituciones creadas socialmente, responden a las necesidades y los intereses de los varones; y en el mejor de los casos a las necesidades que el hombre cree que tenemos las mujeres, por ello la ciencia y la medicina están basados en las necesidades de la biología masculina, invisibilizando las nuestras y generando una gran brecha que nos impide conocer lo cuerpos de nosotras y su funcionamiento.
  • TENEMOS MAYORES RIESGOS DE SUFRIR VIOLENCIA POR HABER NACIDOS MUJERES:  Cada 10 minutos muere una mujer en el mundo. Según datos de la ONU, en el mundo 1 de cada 3 mujeres sufre agresiones físicas o sexuales por parte de sus parejas. El 55% de los homicidios a mujeres son cometidos por su pareja (femicidio) o por otro familiar y solamente el 12% de los homicidios a hombres se producen dentro de su círculo privado. Por otro lado, las estadísticas nos indican que en Chile hay al año 50.000 denuncias por abuso infantil (pero hay muchas más que no se denuncian) y en las niñas la prevalencia es 3 veces mayor que los niños. Es decir, la violencia es parte de nuestras vidas más que la vida de los hombres, se suman además la violencia psicológica, vicaria, económica, estética y la violencia obstétrica que solo la vivimos las mujeres (y otras identidades de género como los hombres trans que biológicamente son mujeres)
  • MENOS POSIBILIDAD DE DECIDIR RESPECTO A NUESTRAS VIDAS (< AUTONOMÍA):  La vida de las mujeres durante mucho tiempo se ha desarrollado en el ámbito de lo privado, cuidando de otras personas y resolviendo actividades principalmente domésticas, muchas veces sin poder optar a hacer algo diferente. Para poder ser autónomas necesitamos poder decidir respecto a nuestros cuerpos y para poder decidir necesitamos acceso a información y contar con autonomía económica, pero resulta que somos las pobres del mundo (Ana Freixas).  La CEPAL, 2011, lo dice así: “Para el logro de la autonomía se requiere, entre otras condiciones, una vida libre de violencia, el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos, la participación plena en la toma de decisiones en los distintos ámbitos de la vida pública y política y el acceso a ingresos, propiedad y tiempo, sobre la base de una cultura sin patrones patriarcales y de discriminación”.
  • SE NOS EXIGEN ESTÁNDARES DE BELLEZA QUE DAÑAN NUESTRA IMAGEN CORPORAL: La exigencia que vivimos las mujeres desde la infancia a la vejez por cumplir ciertos estándares estéticos, lleva a un sufrimiento constante por no encajar  y a  gastar el dinero que no tenemos para acercarnos un poco, por ejemplo, a las mujeres de las redes sociales,  que alaban porque  “se mantienen bien”, sin respeto a los cambios normales del cuerpo por el paso del tiempo, por el ciclo menstrual, por los embarazos y partos, por envejecer, sin respeto a nuestro color de piel, nuestras formas y nuestro origen.

Por todo lo anterior y  porque los espacios de salud "mental"  tradicional suelen ser homogenizantes, patriarcales, patologizantes y cargados de sesgos sexistas es  espero que este espacio nos dé la posibilidad de nombrarnos distintas, de relatar nuevas historias y caminos alternativos a los ya contados por otros para nosotras.